miércoles, 16 de mayo de 2007

Lo que no se escribe se olvida



"Pienso que nunca más podría sentirme en casa en ningún otro sitio, si me fuese de aquí. Me pregunto qué precio pago de modo inconsciente cada día, un precio en esta moneda: no ver, no oír, o al menos callar"

Tristemente he terminado la lectura de 'Un día del año', libro que ya en Mayo se ha convertido en mi libro del año.

En 1960, el periódico moscovita Izvestia dirigió un llamamiento a todos los escritores del mundo. Que describieran con la mayor precisión posible un día de ese año, el 27 de septiembre. Eso significaba retomar la empresa de Maksim Gorki, «Un día del mundo», promovida en 1935. Christa Wolf, escritora de la RDA, se dispuso a describir su 27 de septiembre de 1960 y continuó adelante con la idea a lo largo de cuarenta años, configurando un mosaico apasionante, en su sencillez, de su vida cotidiana.
Una voz que huye del énfasis, firme, sincera, inteligente, discreta, melancólica, más o menos al borde siempre de la depresión y preocupada por retener con exactitud todo lo posible de cuanto vive, dispuesta a combatir la incontenible pérdida de existencia, que a todos nos abruma, convirtiendo su experimento en un sólido pilar de la memoria apoyado en la plenitud de la vida cotidiana.

He aprendido con ella, de su observación de la realidad y de la felicidad encontrada en los gestos más rutinarios (los consejos repetidos de su marido, sus conversaciones, la cocina en la que comparten actividades, los diálogos con sus hijas desde que son pequeñas hasta que alcanzan la madurez, sus lecturas nocturnas, el tiempo perdido viendo la tele, como se sumerge en la naturaleza durante los años en los que vive en el campo y como sus vivencias de la vida y del mundo se enriquecen en esos días en los que es más consciente del tiempo, de las estaciones, del aire, la luz y esos grandes árboles que observa a través de su ventana, su obsesión por recoger castañas, la preparación de sus conferencias, la desesperación ante los escritos que le cuesta continuar, y un largo etc.). Me costaba dejar de leer porque no quería dejar de saber qué le depararía el año siguiente y me encantaría seguir sabiendo cosas de ella.

¿Por qué será tan difícil encontrar en España los libros que quiero? Sólo parece fácil encontrar de Christa Wolf el otro libro editado por Galaxia Gutemberg: 'En carne propia'. El resto está en Seix Barral pero agotados y descatalogados. Es lo que pasa en nuestra sociedad capitalista-consumista, podemos encontrar las últimas novedades pero olvidémonos de las pequeñas joyas perdidas en el tiempo. Me gustaría leer el de Muestra de juventud (en IberLibro.com he visto que puede ser posible encontrarlo en las librerías de libros antiguos Pérez Galdós (Calle Hortaleza 5) y El Galeón (Calle Sagasta 7), habrá que ver....).